El café en Venezuela, año 2018 por Jesus Vergara Venezuela
Llevo ya varios años trabajando en
Venezuela con café y, claro, con café venezolano. Me gusta mucho nuestro café,
y estoy seguro que tiene mucho potencial, más de lo que creemos, más de lo que
tenemos
Con el paso del tiempo, toca analizar,
toca sacar cuentas hacia atrás, y evaluar resultados, hechos y condiciones, y
puedo afirmar que ha habido evolución. ¿A qué me refiero con evolución?
Hace unos 5 años, no tenía ningún sentido para
el mercado, que un productor de café abriera sus puertas para que los que
trabajamos en esta industria, entendiéramos los procesos, y ser parte de la
recolecta y beneficios del café. Hoy, 2018, es casi una obligación que todos
los que trabajamos en el mundo del café, nos conozcamos entre nosotros, y
conozcamos todos los procesos.
Cada día los precios de nuestro café
son más elevados, digamos que por la crisis inflacionaria de la que no quedamos
exentos ninguno, pero lo que veo con enorme satisfacción, es que esos pagos por
cada quintal de café, están llegando directamente a manos de los productores, y
no a intermediarios que eran los que realmente sacaban mayor beneficio, sin
necesariamente haber aportado valor a la cadena.
Y he ahí parte del trabajo que tenemos que
hacer. Sensibilizarnos con los productores del campo. Ese es su ingreso, de ese
café le da de comer a su familia y empleados. Con ese café tratan de sobrevivir
económicamente, y de manera muy noble, nos siguen dando café en cada cosecha.
Veo con gran satisfacción una oleada
de baristas que están interesados en formarse apasionadamente, desde el origen,
hasta la taza. Al fin de cuentas, los baristas somos embajadores de un
productor de café. Somos los responsables de hacer valer ese grano de café, de
realzar sus bondades, mediante un correcto tostado, y una correcta extracción.
Es por eso que insisto sin cansancio, debemos conocernos y entender todos los
procesos de la cadena de producción
El café en el mundo esta muy de moda.
Y el mundo del café está montado en la tercera ola, lo que llamamos cafés de
especialidad, specialty coffees, y nosotros en Venezuela estamos entendiendo lo
que está pasando, y gracias a la globalización, podemos mantenernos al día con
nuevas tecnologías, técnicas y tendencias.
Y, gracias a todo este movimiento, podemos afirmar que tenemos café de
calidad en nuestras tierras. Estamos redescubriendo el café venezolano, y
aunque todavía falte mucho para lograr la calidad máxima que otros países
productores están logrando , nos hemos dado cuenta del enorme potencial que
tenemos. Creo que la palabra clave es EDUCAR.
Debemos entender que cultivar café es un
negocio (y no lo digo por la parte económica únicamente) y tiene sus maneras
particulares de proceder, estaciones y épocas. Hay un gran aprendizaje, que
debe quedar sistematizado, y cada proceso documentado. Es el momento de
recuperar la calidad que aún hoy, muchos importadores de café de otros países,
siguen añorando de nuestro grano.
Cada vez tengo mas satisfacciones
cuando guiamos un curso de tostado, ya que más del 50% de los participantes,
son productores de nuestro noble campo, que están interesados en mejorar los
procesos, y ávidos de información para darnos un mejor café. Esto no ocurría
desde hace mucho tiempo. Doy gracias por esta unión y aprendizaje mutuo entre
todas las fases de la cadena.
Sencillamente, no debemos trabajar
divorciados en las distintas etapas, ya que cada uno con sus conocimientos y
aptitudes, puede mejorar enormemente la calidad de nuestro café. Muchos de los
esfuerzos que se están haciendo en nuestro país, son con miras de poder
exportar café. Eso es inminente, es imparable. Tarde o temprano, nuestro café
venezolano estará en los anaqueles de tiendas especializadas en países
importadores, y en las cafeterías de cafés especiales.
Mi gran preocupación, es poder dar la
pelea en un ambiente competitivo, y que además, se le retribuyas al productor,
todo su esfuerzo por darnos el mejor grano posible. Obvio que todo es un juego
de oferta y demanda, pero si logramos entrar en los mercados especializados, se
estarán abriendo las puertas a exportaciones sistemáticas, organizadas y bien
valoradas de café. Pero tenemos que seguir trabajando para que la calidad, sea
realmente la que demanden esos mercados.
Creo que debemos seguir sumando,
mejorando, y uniéndonos, para que en general TODO el café venezolano sea bueno,
no solo el de “exportación “ sino todo el que tengamos disponible. Debemos
aprender de nuestros vecinos regionales productores de café, como Colombia, ya
a sus casi 100 años de haber creado la Federación colombiana del café, y su
afamada marca Juan Valdés.
Debemos aprender de un caso como
Vietnam (segundo productor de café, después de Brasil, y 1er productor de
robusta) que está produciendo café
después de la guerra, es decir, en apenas 40 años, se ha ganado un lugar
en los tops productores de café en el mundo. Igual los hermanos peruanos, y los
ecuatorianos, que además están impulsando en conjunto, productos tan parecidos
como el café y el cacao.
Es redundante insistir, en que debemos
asociarnos de una manera coherente, y también siguiendo el ejemplo de los
colombianos, tener una federación, tipo cooperativa, con socios estatales /
gubernamentales. No podemos seguir divorciados. La idea es cooperar, y no
controlar indiscriminadamente. La idea es brindarle herramientas a los
campesinos, para que desarrollen un mejor café, y Además, pagarlo a precios
justos y competitivos.
Pocas cosas se dicen y se saben. En
Venezuela tenemos casi 100 años con el precio del café controlado. 100 años,
¿cuántos gobiernos han desfilado por las sillas de Miraflores en 100 años? No
es cuestión de buscar culpables, sino soluciones. El café logró desplazar al
cacao como cultivo y economía, y el petróleo hizo lo propio con el café. ¿Qué
desplazará al petróleo?Si tuviéramos varías economías productivas en paralelo,
en especial del campo, fuera otro cantar. Y mira que tenemos tierras ricas y
fértiles.
He conocido productores de café de
casi toda Venezuela, y la verdad que me sorprendo de lo noble que es esta
tierra y de lo noble de sus trabajadores. Desde el café de Los Andes y todo el
piedemonte andino; Boconó, estado Trujillo; Santa Cruz de Mora, Merida; Sanare
y Guarico, en el estado Lara; Biscucuy y Chabasquen, en Portuguesa; Altos de
Paya, Aragua; Turgua y El Hatillo, en Miranda, hasta el café de Bergantín y
Caripe del Guácharo en Anzoátegui, tenemos buen café.
Tengo fe, de que las zonas productoras
seguirán creciendo, además de mejor la calidad del café, de los procesos, de
los tostados, y de las preparaciones, es un trabajo de muchos
Cortesía de Jesus
Vergara Venezuela
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