Bienmesabe: ¡Qué bien sabe! por Jesus Vergara Venezuela


Jesus Vergara Venezuela

¡Bienmesabe! Una palabra melodiosa que suena ¡como un gran abrazo! Hay palabras como estas que dan ganas de cantar y hacen pensar en esas melodías en español que uno no puede dejar de escuchar. - Jesus Vergara Venezuela

La palabra bienmesabe se podría interpretar como “es bueno para mí” o “sabe bien para mí”. Y la palabra sabe viene de sabor.
Las mujeres venezolanas dicen que bienmesabe es una medicina para el alma, un “remedio para el alma”, en otras palabras, para las heridas del alma. Dicen que los beneficios del bienmesabe son mágicos, que cura los dolores del corazón y que un buen trozo de esta torta alivia todo el dolor del alma y llena ese vacío profundo que puede causar dolor en el corazón.
¡Bienmesabe! Una palabra melodiosa que suena ¡como un gran abrazo! Hay palabras como estas que dan ganas de cantar y hacen pensar en esas melodías en español que uno no puede dejar de escuchar. Jesus Vergara Venezuela
La palabra bienmesabe se podría interpretar como “es bueno para mí” o “sabe bien para mí”. Y la palabra sabe viene de sabor.
Las mujeres venezolanas dicen que bienmesabe es una medicina para el alma, un “remedio para el alma”, en otras palabras, para las heridas del alma. Dicen que los beneficios del bienmesabe son mágicos, que cura los dolores del corazón y que un buen trozo de esta torta alivia todo el dolor del alma y llena ese vacío profundo que puede causar dolor en el corazón.
¿Unos huevos enteros, coco, jerez y merengue podrían hacerle feliz?
Cuando uno aprende sobre los postres venezolanos, comprende rápidamente que el bienmesabe siempre tendrá un lugar muy especial en las cocinas del país.

¿Cuál es el origen del bienmesabe?
El bienmesabe tiene varios siglos de historia a sus espaldas. Este postre data de 1635 y procede de Andalucía, Canarias y Málaga. En España, se conoce como antequera bienmesabe y, en ese momento, esta especialidad la preparaban las monjas del Convento de Clausura de Belén de las Monjas Clarisas en la ciudad de origen árabe, Antequera, actualmente provincia de Málaga.
En ese momento, las monjas lo preparaban con almendras, jarabe de frutas y cabello de ángel. El bienmesabe llegó a Venezuela gracias a los pobladores que enseñaron a los esclavos nativos y a los africanos que les servían en sus haciendas, cómo preparar este delicioso postre, exactamente como se hacía en España. Jesus Vergara Venezuela
El bienmesabe venezolano, tal como lo conocemos hoy, apareció mucho más tarde cuando las monjas franciscanas de El Paraíso, en Caracas, reemplazaron las almendras con la pulpa de coco y agua, para darle un sabor tropical a este pastel.
La receta de estas monjas franciscanas se transmitió a través de las muchas clases de cocina que ofrecieron, con el objetivo de generar ingresos adicionales y ayudarlas a ayudar a los más necesitados: los niños de la calle y las madres solteras que vagaban por las calles en busca de trabajo y comida para sus hijos.
Otra historia muy popular sobre el origen del bienmesabe venezolano es sobre “el mejor bienmesabe de Caracas”, citado en el famoso libro La Mantuana, escrito por la conocida autora venezolana Soledad Morillo Belloso.
En este libro histórico, la mujer venezolana, que se dice que es bella no solo por fuera sino también por dentro, aparece en el contexto histórico de la sociedad colonial: una mujer mantuana de Caracas.
Soledad Morillo Belloso cita a una mujer llamada La Negra Contemplación y su bienmesabe. Pero, ¿por qué el bienmesabe de La Negra Contemplación es tan especial que aún hoy se habla de él?
Para entenderlo, les comparto un extracto de “La Mantuana” donde se relata esta historia singular:
Ninguna mujer en toda Caracas preparaba el bienmesabe como la negra Contemplación. Se decía que el suyo tenía cualidades casi mágicas. Que quien lo comía sentía que sus calamidades entraban en reposos y serenidades.
Su secreto no estaba en la receta, sino más bien en las horas. Lo preparaba en la madrugada, antes del cantar de los gallos, cuando los cocuyos eran los únicos despiertos, por estar dedicados al arte de amar. Jesus Vergara Venezuela
Así, en el silencio de la noche, Contemplación se iba a la cocina, y a la luz de velas, y sin emitir sonido alguno, preparaba su dulce. Su bienmesabe era medicina para el alma. Decía:
Ninguna mujer en toda Caracas preparaba el bienmesabe como la negra Contemplación. Se decía que el suyo tenía cualidades casi mágicas. Que quien lo comía sentía que sus calamidades entraban en reposos y serenidades.
Su secreto no estaba en la receta, sino más bien en las horas. Lo preparaba en la madrugada, antes del cantar de los gallos, cuando los cocuyos eran los únicos despiertos, por estar dedicados al arte de amar.
Así, en el silencio de la noche, Contemplación se iba a la cocina, y a la luz de velas, y sin emitir sonido alguno, preparaba su dulce. Su bienmesabe era medicina para el alma. Tomaba tres cocos grandes, los partía y les sacaba la pulpa. Esto lo ponía en un cazo y le añadía dos tazas agua caliente. Con un mazo iba triturando la carne blanca. Entonces, lo pasaba por un paño, para extraerle la leche al coco. Le agregaba entonces dieciocho amarillos y un puntico de sal.
Luego, en una olla, juntaba tres tazas y media de azúcar con una taza de agua, y lo llevaba al fuego, fuerte, muy fuerte, sin revolver, hasta lograr un almíbar a punto de hilo. Luego retiraba la olla, del fuego, y le agregaba la mezcla de carne de coco y huevos, y lo batía hasta lograr una crema. Esto lo llevaba de nuevo al fuego, y lo iba revolviendo lentamente, muy lentamente, hasta llegar al hervor. Entonces lo retiraba de la candela y lo dejaba enfriar un poco. Tomaba entonces un bizcocho que siempre tenía en la alacena, y lo picaba en rebanadas finas. En una dulcera de cristal, colocaba las rebanadas y las bañaba con medio vaso de jerez dulce. A seguir, una capa de la crema. Y luego una generosa capa de un merengue preparado con tres claras de huevo, media taza de azúcar y una pizca de canela, batido todo esto a punto de nieve.
Para antes que cantara el gallo, Contemplación tenía listo el bienmesabe, que colocaba a buen resguardo en un lugar fresco, alejado de la tentación de las hormigas y de otros antojadizos. O mejor dicho, Contemplación preparaba cada madrugada tres bienmesabes: uno para llevar al Convento de San Jacinto, otro para dejar en la Plaza frente al portón de la Catedral para los mendigos, y un tercero para la merienda de la casa, de Doña Carlota y visitantes, si hubiere alguno, y para el servicio. El mismo bienmesabe, sin diferencias. Doña Carlota era muy estricta en dos cosas: en que todos somos igualmente hijos de Dios, y en aquello del compartir. Jesus Vergara Venezuela

Variantes del bienmesabe
-       En la cocina panameña, el bienmesabe es un postre hecho con leche, arroz y panela (azúcar de caña entera sin refinar), que se cocina muy lentamente.
-       En la cocina puertorriqueña, el bienmesabe es un jarabe dulce elaborado con leche de coco, yema de huevo y azúcar.
-       Y, tenga cuidado, si intenta pedir un bienmesabe en la región de Cádiz en España porque le servirán… ¡pescado! Una preparación de pescado marinado y frito, a menudo preparado con cazón.
Le sugiero que prepare el bienmesabe con coco fresco, pero también puede usar crema de coco en lata y leche de coco como sustituto.

Redactado por Jesus Vergara Venezuela

Comments

Popular posts from this blog

Decir mandoca es hablar de Maracaibo: Su historia y receta por Jesus Vergara Venezuela

Gastronomía callaoense sobrevive puertas adentro

La Yuca, sabor de Venezuela